Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1

Verstappen mete la sexta en Silverstone con Alonso séptimo y Sainz décimo

Max Verstappen
Max Verstappen en el Gran Premio de Gran Bretaña.
Kike Sáez

Max Verstappen sigue demostrando que es inmortal y ganó su sexta carrera consecutiva del Mundial de Fórmula 1 en el Gran Premio de Gran Bretaña. La estrella de Red Bull no dio ningún síntoma de debilidad, pese a ser adelantando por Lando Norris en la salida, y sigue aumentando la brecha sobre el resto de adversarios. Fernando Alonso, gracias a una bandera amarilla, pudo ganar dos posiciones y acabó séptimo, mientras que Carlos Sainz, a quien lastró de nuevo la estrategia de Ferrari fue décimo. El podio lo completó Lewis Hamilton, que protagonizó junto a McLaren la fiesta de los ingleses en Silverstone.

La cita arrancaba con un paisaje confuso que mezclaba un sol reluciente y nubes cargadas de agua que rondaban por el cielo de Silverstone y, sobre todo, con Verstappen como ‘jefe infiltrado’ entre la fiesta ‘papaya’ de McLaren. Norris y el rookie Piastri dieron la campanada en la calificación y salían segundo y tercero en busca de un doble podio histórico. A los pilotos españoles les tocaba remontar en la salida, donde Sainz salía desde la quinta posición justo por detrás de Leclerc, y Alonso desde la novena. El asturiano estaba obligado a atacar más que nunca esta temporada tras una última vuelta bastante pobre en la Q3. Por delante tenía a Albon, que encabezaba la segunda gran sorpresa del fin de semana, los Williams.

Alonso cumplió con su cometido y adelantó a Albon y a Hamilton, que se había ido fuera de pista, para ponerse séptimo, mientras que Russell con el otro Mercedes sobrepasaba a Sainz, que caía a la sexta posición. Pero la sorpresa volvía a saltar en la primera línea de la parrilla, donde un escorado Norris aprovechó la única mala salida de Verstappen en un bienio para ponerse al frente. De hecho, el bicampeón del mundo observaba por el retrovisor cómo el osado Piastri amenazaba con relegarle al tercer puesto.

Sin embargo, el león holandés iba a volver a su hábitat en la vuelta 5 cuando devoró la papaya de Norris. Este no pasó desapercibido el atrevimiento del británico en la salida y se la devolvió de manera súper agresiva. La carrera estaba en un puño durante las primeras vueltas, en las que Hamilton sacó a relucir las carencias del AMR23 con un buen adelantamiento a Alonso. Al asturiano seguro que le salió la sonrisilla tonta cuando en la vuelta 10 le informaron de que Ocon se despedía del fin de semana por un fallo en el motor de su Alpine.

Haas le hace un favor a Alonso

Después del lío de la salida no hubo grandes sobresaltos en Silverstone, salvo las primeras paradas en boxes y la sospecha de que las nubes podían descargar en cualquier momento. Mientras que llovía o no, Sainz se defendía como gato panza arriba de Hamilton, con mucho más ritmo que él. Algo había que hacer, eso estaba claro, y la brillante decisión de Ferrari fue colocarle los neumáticos duros a falta de 25 vueltas, en lo que iba a ser la única parada de la carrera.

Y, sin comerlo ni beberlo, a Alonso se le iba a aparecer la Virgen, el Hijo y el Espíritu Santo en la vuelta 33, cuando el coche de Magnussen quedó totalmente detenido en mitad de la pista a causa de un problema en su motor, que llegó a arder. Dirección de carrera decretaba la bandera amarilla y comenzaba una nueva carrera. El asturiano no había parado en boxes hasta ese momento y era cuarto virtualmente, por tanto tenía parada gratis en la que los mecánicos de Aston Martin le colocaron neumáticos blandos. Su posición real antes de la relanzada acabó siendo la sexta y, desde ahí, iba a emprender el inesperado ataque final.

Derbi inglés en Silverstone

El mayor favorecido fue Hamilton que, gracias a su gran labor adelantando cuatro posiciones, partía como tercero en la relanzada e iba a dar caza a su compatriota Norris. Tras 5 vueltas con el coche de seguridad poniendo orden volvía la acción a Silverstone, y se iba a vivir un apasionante derbi entre británicos en Inglaterra.

El correoso Norris se aferraba como podía a la segunda posición, mientras que Hamilton lo intentaba curva tras curva. Finalmente, aguantó el tipo y sobrevivió como pudo a los ataques del piloto de Mercedes. En otras lindes, Sainz se volvía a llevar la bofetada de casi cada domingo, siendo adelantado con sus neumáticos duros por Pérez, Albon y Leclerc, al que sí le pusieron medios, hasta caer a la décima posición. El mexicano también adelantó a Alonso, que se tuvo que conformar con la séptima posición al término de la prueba.

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